El artista gallego Carlos Maciá (Lugo, 1977) ha obtenido una de las prestigiosas becas que concede anualmente la Fundación Krasner-Pollock de Nueva York, dedicada a preservar la memoria y el legado de dos de los principales artistas norteamericanos del siglo XX. La beca, que se concede por un período de un año, comenzó el pasado mes de agosto.

Imagen cortesía de Carlos Maciá.

A diferencia de otras becas concedidas a artistas, la de la Fundación Krasner-Pollock no impone a los artistas condiciones como la de realizar una estacia artística en Estados Unidos o presentar un proyecto final, sino que se dirige única y exclusivamente a garantizar el trabajo de los becarios. Al finalizar la beca la fundación recibe del artista una de las obras realizadas durante el período de disfrute de la misma para sus fondos.

Carlos Maciá ha indicado que aprovechará el apoyo económico de la fundación norteamericana para terminar una de sus últimas series, «Makers», consistente en esculturas en aluminio que manipula y trabaja ejerciéndoles presión con sus propias manos como única herramienta.

Respecto a la beca, Maciá ha señalado: «Tengo una relación más emocional que estética con Pollock. Resulta que me pasé la infancia durmiendo debajo de un póster del mismísimo Pollock…casualidades de la vida, ¿o no? Además, la primera vez que expuse en los Estados Unidos la galería tenía un nombre que le habían puesto también por el pintor».

En años anteriores los premiados han sido jóvenes y prestigiosos artistas como Dara Birnbaum, Artur Silva o Michael Acker.

Carlos Maciá

Nacido en Lugo en 1977, Carlos Maciá vive y trabaja en Madrid. Licenciado en en Bellas Artes por la Universidad de Valencia (1999-2004) y con cursos de doctorado en la Facultad de Bellas Artes de la Complutense de Madrid,  sus últimas exposiciones han sido «ST. Provisória» (Carpe Diem, Arte e Pesquisa. Lisboa, Portugal, 2011) y «Read my mind». (Galería SKL. Palma de Mallorca, 2011).

El trabajo de Carlos Maciá se mueve entre la pintura, la fotografía y el vídeo como soportes usados para indagar en el campo de la experiencia. En el caso de su obra pictórica, una concepción del espacio como lugar de huella, como lugar de paso, determina una pintura dominada por la cualidad vertiginosa y multiplicadora de un trazo que casi siempre se convierte en ocupación.

Fuente: Carlos Maciá