Con la rapidez de ejecución que caracteriza a Antonio López, veinte años después del encargo, el pintor, entrega por fin el retrato de la familia real.

Antonio López, el visionario, parace haber estado esperando el 2014 para entregar el encargo. ¿Qué mejor fecha? El año en que la monarquía ha estado más en boca de todos, primero la abdicación de Juan Carlos I, después la proclamación de Felipe, la imputación de la Infanta y, para coronar, la separación de los antiguos monarcas. En este clima de crispación Antonio López entrega el retrato para recordarle a esta familia que, como diría Karina, ‘cualquier tiempo pasado fue mejor’.

«Cinco personas, de tamaño natural, un poco mayores, como experiencia de la representación de la figura humana ha sido impresionante. Me emociona ver ese grupo y por eso he podido quizá trabajar tanto tiempo, cogerlo y dejarlo sin desmayo. La contemplación de ese cuadro me ha unido a la figura humana» cuenta Antonio López.

No ha sido el desánimo lo que ha hecho retrasarse al pintor sino los cambios, algo totalmente lógico teniendo en cuenta que se han tardado veinte años… Pero, en fin. El pintor plantea el retrato como una especie de sistema solar que gira alrededor de Juan Carlos, Antonio afirma que «Él sigue en el mismo sitio y al mismo tamaño, todos los demás se han ido moviendo a su alrededor. Él es el centro».

Si Antonio no vuelve a descolgar el retrato para seguir explorando sus posibilidades, por eso de que una obra nunca está terminada, podrá verse a partir de abril del próximo año en una sala del Palacio Real.

Fuente: El Cutural / Texto de Elena Velasco