Miguel Trillo: «No soy reportero ni investigador, solo estoy preparando una exposición de fotos»

Miguel Trillo inauguró el pasado 19 de septiembre la exposición Afluencias. Costa este – Costa oeste en la que expone dos series de fotografías distantes en tiempo y lugar para dar al espectador una guía de reflexión sobre la periferia y las tribus urbanas que se desarrollan en ella. La muestra podrá visitarse hasta el 19 de noviembre de 2014 en el espacio madrileño de Tabacalera.

Exposición Miguel Trillo "Afluencias", Tabacalera, Madrid, otoño 2014

 Miguel Trillo. Fotografía de Sandra Mondón

Miguel Trillo (Jimena de la Frontera, Cádiz, 1953) como fotógrafo comenzó su andadura en los años 70 cuando retrataba a su entorno más cercano, lo que al principio eran familiares y amigos. Más tarde pasó a inmortalizar a jóvenes en un entorno plenamente musical (en conciertos o discotecas). En los 80 se traslada a Madrid y retrata a los personajes anónimos que participan en el movimiento social madrileño de “la movida”, algunas de sus fotografías fueron mostradas en algunas salas como la Galería Ovidio (1982) o en la Sala Amadís (1983), sin embargo acabó la década publicando dos trabajos en la Revista Sur Exprés. En los 90 trabajó para el periódico El País con una serie de imágenes que aportaban un retrato de la juventud que había en las capitales de provincia, estas fotos más tarde se fueron expuestas en la Galería Moriarty (1992). En el año 1994 se trasladó a Barcelona donde desarrolló el proyecto Geografía Moderna, que trataba de ser un viaje por las fronteras tanto lingüisticas como territoriales ubicadas en la Península Ibérica. Tendría que esperar al año 2001 para publicar el libro ¡Agüita! con fotografías en torno al agua en las que intentaba expresar las sensaciones que tiene un viajero.

FOTO EN ALTA Miguel Trillo, Casablanca 2013

Imagen cortesía de Miguel Trillo

Afluencias Costa Este-Costa Oeste es un proyecto en el que ha estado trabajando durante cinco años y que se presenta por primera vez en Tabacalera, ¿se siente satisfecho con el resultado?

Mucho, porque lo que tenía en la cabeza lo encontraba en la calle y siempre más y mejor de lo pensado. Han sido unos años en el que el mundo comunista y el mundo islamista han vivido transformaciones. Y en las dos costas de EEUU, igualmente con el tema racial. En mi expo hay mucha negritud y mucha latinidad.

Para este proyecto ha viajado a tres países que distan mucho los unos de los otros como son Estados Unidos, Vietnam y Marruecos. En cuanto a modas se refiere, ¿cuáles son las diferencias más significativas que existen entre ellos?

Está claro que USA es puro yacimiento suburbano. He fotografiado a los nietos de beatniks y hippies, otra nueva generación acostumbrada a los recambios estéticos. En cambio, Vietnam y Marruecos carecen de pasado suburbano. Son la generación cero. Están como en una guardería vigilada por guardias de asalto. La diferencia que he notado entre estos dos países no es de actitudes, sino de matices: en Marruecos había bastante punk; en Vietnam, no. Los heavies en Marruecos llevan el pelo largo. En Vietnam, raramente se ve a un chico con melena. En Vietnam la moda alternativa femenina está más desarrollada; en Marruecos, está aún en una fase previa.

El objetivo de este trabajo es mostrar cómo la cultura estadounidense puede imponerse en países cuya ideología dominante es el comunismo o el islamismo, ¿se podría hablar del nacimiento de una cultura global?

El rock o el rap ya no pertenecen a una nación. Más que de cultura de un país, en este caso el estadounidense, de lo que hablo es de cultura juvenil que ha creado un internacionalismo en el que se olvida uno que el punk fue británico, el skate era californiano o el manga, japonés. Cuando he visto a los hispanos de Nueva York en fiestas de reguetón, necesito un GPS para saber dónde me encuentro.

En el contexto actual estamos asistiendo a un periodo de globalización influenciado por la cultura audiovisual, ¿cree que la globalización puede destruir la identidad cultural de cada país? ¿o por el contrario podría generar nuevas tendencias?

Afortunadamente el mundo contemporáneo es muy heterogéneo. Mi generación en España se educó con un concepto de “coros y danzas” en que un país se representaba con sus tradiciones “de toda la vida”, que es pura invención, como lo es cualquier manifestación cultural. No hay nada más artificial que relacionar el chotis con Madrid o la sardana con Barcelona. Hoy los nuevos trajes regionales serían las camisetas de los grandes equipos de fútbol, por ejemplo, que atraviesan las fronteras. En mi expo lo que recojo son muestras de la cultura underground juvenil relacionada con la música sobre todo. En un sitio una misma estética puede ser contestataria y en otro, pasto de los centros comerciales.

FOTO EN ALTA Miguel Trillo, Hanoi 2010

Imagen cortesía de Miguel Trillo

En otra entrevista ha comentado que Tokio, Pekín o Seúl son ciudades emergentes que están creando una cultura propia, ¿son estas nuevas tendencias producto de la globalización? o ¿forman parte del desarrollo de su propia cultura?

El mundo está ya construido, y, por tanto, las grandes ciudades poseen unos rasgos que vienen de muy atrás: los rasgos raciales, las distintas lenguas, las religiones y sus complejas ramificaciones. Así que las nuevas culturas se construyen, no partiendo de cero, aunque pasan de puntillas por lo tradicional, es decir, por lo que separa. Y potencian más una nueva construcción integradora con temas universales como el de la diversión, la belleza, las artes visuales y sonoras y sus nuevas tecnologías, todo lo que intuyen moderno o novedoso.

¿Cuáles han sido sus motivaciones para enmarcarse en este proyecto?

No hay mayor motivación que la de la creación artística. Si fuera escritor o músico, tal vez no saldría de casa y escribiría resguardado por un biombo, pero soy fotógrafo documentalista, retratista, y si no salgo, no hay foto. Pero no salgo en busca de exotismo, sino en busca de lo que he vivido de joven y creído. Desde que empecé a salir a fotografiar la noche en el Madrid de principios de los 80, siempre he encontrado motivos para hacer fotos. Ahora los retratos son más lejanos y más diurnos que nocturnos. Pero mis proyectos a lo largo de cuatro décadas han tenido siempre el mismo denominador común de las llamadas subculturas juveniles.

A nivel personal y profesional, ¿qué le ha proporcionado realizar este trabajo?

Otra vuelta de tuerca, como bien dice en el libro-catálogo el comisario de la exposición, Javier Díez. Y mayor reconocimiento al estar expuesto en una sala tan importante como Tabacalera de Madrid. Y el hecho de que el prestigioso crítico Gerry Badger haya querido escribir el texto de cierre del libro para mí es un espaldarazo internacional. Además, este proyecto irá itinerando durante cinco años por importantes salas de exposiciones de Asia y América, además de por España y Marruecos. Es lo que he firmado con el Ministerio de Cultura a cambio de que me han producido la exposición.

FOTO EN ALTA Miguel Trillo, Ho Chi Minh City 2011

Imagen cortesía de Miguel Trillo

Toda moda lleva detrás una ideología, una música, un símbolo, una prenda… ¿Después de tu larga trayectoria con qué moda se queda? ¿se identifica con alguna en particular?

Me quedaría con los mods en la época del revival de la new wave de finales de los 70 y con el hip hop en el Madrid de finales de los 80. Y de ahora mismo, con todo lo relacionado con Japón y sobre todo con el manga, los otakus, el cosplay… Me gusta la burbuja de ficción que tiene. Posiblemente sea el movimiento que lo engloba todo: música, estética y las estrellas no son como las del rock, de carne y hueso y subidas en un escenario. La estrella es uno mismo, que va vestido para la ocasión. En los festivales anime, todos se quieren hacer fotos con el que va de cosplayer. Es la democratización del estrellato. Estrellas por unas horas y a firmar autógrafos, que ahora consiste en que se hagan fotos contigo en vez de firmar garabatos ilegibles.

¿Cree que la crisis económica puede ser causa del origen de nuevas subculturas?

Desde los años 50 en que nace la cultura juvenil se han sucedido ismos musicales y estéticos que a veces han coincidido con bonanzas económicas y otras con crisis. Cada generación trae su moda juvenil encima del cuerpo. Y las convulsiones económicas seguirán dándose, me imagino. Los meteoritos son la sal del universo. Y caen donde caen, esté soleado o estrellado. O nublado y no sepamos de dónde ha venido.

Revoluciones sociales como la Primavera Árabe han marcado un antes y un después en las nuevas generaciones de ciudadanos árabes. En su paso por Rabat y Casablanca, ¿se refleja este espíritu renovador en las modas juveniles?

La primera vez que viajé a Casablanca fue en 2009, antes de las primaveras árabes, pero ese año no realicé retratos, aunque sí fotos, en las que no había que hablar con nadie, que son más fáciles de hacer. He notado en mis posteriores viajes más sensación de libertad y a su vez más presencia de la religión en los espacios públicos. Magreb en árabe significa occidente. Son los occidentales del mundo árabe. Además, la cultura francesa contemporánea está muy presente en las dos capitales, Rabat y Casablanca, aunque la más moderna sea Casablanca. Y están al lado de España. El involucionismo de otros países del mundo musulmán aquí se ve como algo lejano entre la cultura underground que yo he fotografiado.

Ciudades como Hanói y Ho Chi Minh-Saigón han sido testigos de la guerra, ¿está presente en las nuevas modas el recuerdo de la guerra?

“Vietnam no es una guerra, es un país” dice un cartel publicitario de las autoridades vietnamitas. Ahora es uno de los grandes destinos turísticos de Asia. Me imagino que para los jóvenes el tema de la guerra será como para mi generación lo fue el tema de la guerra civil. Algo de nuestros mayores. De todas formas, en mis proyectos fotográficos suelo hacer un viaje al año como mucho a ese país y estar allí alrededor de quince días (para poder vivir dos fines de semana, que es cuando pasan cosas relacionados con el ocio juvenil), por lo que tampoco llego a saber suficiente de lo que piensan del pasado. Además, como fotógrafo me pongo una máxima: no soy reportero ni investigador, solo estoy preparando una exposición de fotos. Si hablo bastante, me estoy robando un tiempo de oro de seguir haciendo retratos. Mis proyectos siempre me los he financiado yo, por lo que sé bien eso de que el tiempo es oro. Son viajes realizados en mi tiempo libre, el de mis vacaciones escolares. Ahora que me he jubilado de profesor de instituto a lo mejor tendré más tiempo para viajar y hablar con mis fotografiados, aunque no tengo claro que lo vaya a hacer, porque mis proyectos los pienso más como ensayos visuales que como libros de viajes y para nada como libros de países.

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Entrevista realizada por Áurea Ruiz

 

 
 
 

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