A finales de enero, la escritora Marifé Santiago Bolaños presentó en el Teatro de la Escuela Superior de Canto de Madrid su último libro de poemas, «Las Constelaciones del Capitán», poemario nº 6 de la Colección eMe de Ediciones La Palma. La presentación consistió en un espectáculo de música y danza, en el que Marifé Santiago realizó una lectura dramatizada acompañada al piano por Héctor Guerrero, y por los bailarines Gloria M. García Arambarry e Ioshinobu Navarro Sanler sobre el escenario.

Fotografía realizada por Ana C. Martínez

“Como suele ocurrir con mis libros de poemas, he ido publicando fragmentos a lo largo de varios años. Ahora, recogidos esos fragmentos y unidos a otros inéditos, se hace libro de versos y latido teatral: tres personajes de tres de mis novelas se unen en Las Constelaciones del Capitán para contarse los espacios físicos, temporales y, sobre todo, metafísicos y de la imaginación y el deseo, que quieren y necesitan compartir”, explica la autora.

Fotografía realizada por Ana C. Martínez

El acto de presentación del libro permitió al público escuchar los poemas en boca de la autora, y contó con un final especialmente emotivo protagonizado por el poema “Nunca te amo, Giselle”, contenido en su libro Las Constelaciones del Capitán. En el texto a Giselle, la autora parte de este mítico personaje de ballet y elabora una nueva lectura necesaria y certera, que nos permite retomar la condición de este personaje femenino en clave moderna.

Así nos habla la autora del citado poema: «Hace un par de años, cuando se cumplían 70 de la primera vez que Alicia Alonso bailara “Giselle” -acontecimiento cuya importancia crucial fue tomado por la UNESCO como un momento a celebrar a nivel mundial-, la bailarina y coreógrafa Gloria García-Arambarry creaba una pieza inspirándose en el mítico personaje del ballet. Algo no acababa de convencerla, a pesar de que la pieza fluía y era muy bella. Las dos hablábamos de este tema y de otros que -misterio de la creación- parecían ajenos y, sin embargo, se convirtieron en cruciales. Le dije entonces que, me parecía, había tratado de mostrar la parte más dolorosa de Giselle, aquella que nos la presenta como lo que verdaderamente es: una mujer humillada, una mujer de la que se han burlado y que llega a la muerte desde su danza porque la situación que permite algo así es una siniestra locura. Giselle perdona “más allá de la vida”; y se acepta esa generosidad como el elemento crucial de la pieza. Pero nunca se destaca lo otro: que la humillación, que el engaño la ha llevado hasta la muerte. Dado que no siempre la vida es justa, esperábamos que al menos el arte trajera esa “justicia poética”. (…)»

Fuente: Marifé Santiago Bolaños / Colección eMe